Preboda en el Hayedo de Otzarreta
“Don’t you wanna come with me? Don’t you wanna feel my bones on your bones? It’s only natural”
Hoy os traemos al blog la que ha sido, sin duda, la sesión de preboda más apoteósica que hemos tenido hasta el momento. Ellos pidieron agua y nosotros nos aseguramos de proveer con unas fotos al más puro estilo “El diario de Noa”. Estuvimos a merced de Thor y el agua nos caló hasta los huesos, nuestra ropa se convirtió en una segunda piel y el frío entumeció nuestros pies, nada de eso importó cuando llegamos a casa y nos encontramos con las imágenes que os mostramos a continuación.
Cuando Ainhize y Unai dieron con nosotros nos dejaron claro que querían adentrarse en las profundidades del bosque Euskaldun para su sesión de pareja, en contraste con su boda en el Restaurante Tamarises de Getxo. Decidimos desplazarnos hasta uno de los parajes más singulares de la geografía vasca y hacer su sesión de preboda en El Hayedo de Otzarreta. Una vez allí, Ainhize empezó a fantasear con la lluvia: “Nos quedaría una sesión épica. A mí no me importa porque ya veis que soy como la sirenita, pelirroja” “¿Y si hacemos un Akelarre para invocarla?” bromeaba. Unai, con mueca torcida, no estaba tan dispuesto a aguantar el embate y las inclemencias del temporal. En esta ocasión el cielo no quiso ser indulgente con él y obedeciendo al ritual pagano de Ainhize se partió en dos para imbuir la sesión de la épica que todos estábamos esperando. Hubo algo de sutil gentileza en la lluvia, sin embargo, una especie de benevolencia que hizo que el agua apenas resbalase sobre los hombros de Ainhize y Unai, como si hubiera sabido de la nobleza que encierra el simple acto de jurarse amor.
El ciclo llegó a su fin una vez más, el agua penetró, no solo la gruesa capa de tierra que nos separaba del subsuelo para nutrir las raíces que mantienen en pie el ancestral hayedo, sino que se filtró en el alma de cuatro seres que compartieron una tarde en la que el amor en su estado más primitivo fue el protagonista indiscutible.
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